Esto es lo que sé: estábamos paseando por Ocean Beach de la mano. Era una fría mañana de julio en San Francisco...
Emma, una niña de seis años, desaparece en medio de la espesa niebla de San Francisco. Puede que se la haya tragado el traicionero Pacífico o que alguien se la haya llevado en una llamativa furgoneta aparcada junto a la playa. Lo único que sabe Abby, quien estaba a punto de convertirse en su madrastra, es que la niña se ha desvanecido sin dejar rastro. Desolada por la pérdida y acosada por la culpa, Abby se niega a aceptar que Emma pueda estar muerta y repasa una y otra vez los recuerdos de aquella mañana, cada nimio detalle de los últimos instantes junto a la niña, en busca de una pista que la pueda llevar a recuperarla.
Cuando los días se transforman en semanas y las semanas en meses, cuando incluso el padre de Emma pierde la fe en encontrarla y la policía y los voluntarios van olvidándose del caso, Abby continua peinando la playa y las calles de la ciudad. Con la esperanza casi perdida y su vida en una completa encrucijada, realizará un último viaje. En un mundo ajeno, rodeada de costumbres extrañas y junto a otro mar igualmente abierto, se encontrará con el descubrimiento más inesperado, y la verdad de la desaparición de Emma le golpeará con la fuerza de una ola poderosa y gigantesca.
«Richmond explora con maestría la naturaleza de la memoria y de la percepción en pasajes esenciales de la novela que nunca aminoran el suspense de la búsqueda... Una novela imposible de dejar» Booklist
«Una historia desgarradora y hermosamente escrita» Seattle Times
«Apasionante... Richmond consigue transmitir al lector toda la gama de emociones de sus protagonistas, desde la incredulidad inicial y la esperanza ciega, hasta la lacerante culpa» The Washington Post