En los escenarios de Asia y del Pacífico la Segunda Guerra Mundial vio producirse crímenes que superan, en número y en crueldad, a los del holocausto en Europa. Laurence Rees quiso investigar personalmente estos hechos, entrevistando a víctimas y a verdugos, y consiguió que muchos supervivientes le contasen con toda franqueza sus experiencias: un soldado que había participado en violaciones en masa, un médico que colaboró en los experimentos sobre prisioneros, un piloto kamikaze que salvó su vida porque su avión se averió... Su propósito no era exponer una galería de horrores, desde las matanzas de Nanking hasta la práctica del canibalismo por los soldados japoneses en Nueva Guinea, sino tratar de explicarse estos hechos, sin caer en el tópico de la crueldad de los orientales. ¿Por qué, si los japoneses habían tratado humanamente a sus presos en la Primera Guerra Mundial, se condujeron de modo tan distinto en la Segunda? Este libro es, a la vez, una respuesta a esta pregunta y un alegato contra la brutalidad de la guerra.