Jean Hubbard tiene ahora cuarenta y cinco años, esa edad peligrosa en la que ya sabemos que somos mortales. Pero Jean es guapa, escribe una columna sobre temas de salud, lleva casada veinte años y es razonablemente feliz. Con Mark, su marido, un publicitario exitoso, se han ido a pasar un año sabático a una paradisíaca isla. Y Jean abre un día, por error, una carta de una chica con la que su marido parece haber tenido un lío tórrido. Se llama Giovana y le envía a Mark la dirección de una cuenta de correo electrónico que ha abierto para él, donde le esperan unas fotografías muy íntimas. Jean entra en la cuenta, y se queda atónita ante la crudeza de las fotografías. Pero Jean no se enfrenta a su marido, sino que le responde a Giovana haciéndose pasar por Mark, y ése es el comienzo de una extraña correspondencia y de revulsivos acontecimientos en su vida. «Una novela escrita con impecable elegancia sobre la llegada de la vejez, sobre padres e hijos, y sobre lo enigmáticos que pueden ser, el uno para el otro, los miembros de un matrimonio» (Charles McGrath, The New York Times); «La dificultad de seguir queriendo a quien ya queremos, y su corolario, la pétrea impenetrabilidad de los otros» (Richard Ford).