Es domingo por la tarde y, sin nada mejor que hacer, Víctor recorre una y otra vez la línea 3 del metro en busca de inspiración. Es un poeta literalmente underground porque sus musas viven bajo tierra... pero hoy solo despiertan cuando cruza la mirada con una chica celestial.
Martina lleva todo el día sentada en el andén buscando fuerzas para montarse en el siguiente tren. Le da pánico hacerlo. Por suerte, Víctor la rescata para invitarla a una taza de chocolate en la próxima estación.
Compartirán mesa con dos estudiantes que deben trabajar juntas a pesar de que son como la noche y el día. Lauren está demasiado enfadada con el mundo, pero por suerte Abril cree en el poder de la casualidad y enseguida conecta con Víctor y Martina.
Cuando Max, su camarero, se una al grupo, descubrirán que, cada uno a su manera, los cinco navegan igual de perdidos por la vida. Son náufragos pero a partir de ahora tendrán una gran balsa a la que agarrarse: una hecha de amistad, sueños imposibles y amor.