La expresión «jarrones chinos» (que de tan valiosos, nadie sabe dónde ponerlos) dedicada a los expresidentes no es de Felipe González. La trajoIñaki Anasagasti de Venezuela y es la excusa para hablar de cómo se pasa de ser un hombre poderoso a un florero o un jarrón chino político. Y sirve, además, para ver con los ojos de un portavoz parlamentario en qué ha consistido la transición desde la muerte de Franco hasta la presidencia deMariano Rajoy.Por estas páginas, trufadas de anécdotas e ironía, conoceremos algo más de la biografía de Arias Navarro, cómo al presidente Suárez el PNV le otorgó el premio Euzkadi, su inédita y peculiar audiencia con el rey en marzo de 1978 o que Calvo-Sotelo no se apellidaba de esta manera. Y nos adentraremos además en las negociaciones con ETA, en un cumpleaños de Felipe González con una torta y una vela, en La Moncloa para presenciar la bronca que le echó Aznar al autor después de tomarse un helado de café o en la inanidad política de Rodríguez Zapatero.Este libro aporta datos y visiones distintas a las biografías y reflexiones de la reciente historia de España, porque está escrito desde lo que en Madrid, para molestia de los nacionalistas vascos y catalanes, se conoce como «la periferia»