Cuando cumplí los trece años, descubrí que mi padre, además de ser el profesor León Blanco, experto mundial en Arte Antiguo, era el célebre ladrón internacional conocido como el Tigre Blanco, cuya verdadera identidad nunca fue desvelada por nadie. Ese descubrimiento había convertido mi vida en una sucesión de peligros que me habían hecho olvidar un poco a mis amigos. Por eso no me di cuenta de que mi amiga Hui Ying me necesitaba de verdad, que podía morir a manos de unos asesinos, y achaqué su comportamiento a esas cosas raras que hacen las chicas…