«Muchos se preguntan cómo pudo una nación entera permitir que Adolf Hitler -un mediocre soldado y paisajista fracasado- se convirtiera en el artífice de los acontecimientos más calamitosos del siglo xx. Sin embargo, pocos saben que su transición de ser un ambicioso demagogo al más cruel tirano en la historia de Europa se produjo un sábado cualquiera -el 30 de junio de 1934- gracias a un suceso que ha pasado a los anales de la historia como La Noche de los Cuchillos Largos».
En La Noche de los Cuchillos Largos, Paul R. Maracin ha reunido minuciosamente los elementos dispersos y ocultos a propósito de esta fascinante historia de engaños, intrigas, y asesinatos en masa, hasta hoy apenas estudiada por los especialistas.
Primero se produjo el incendio del parlamento alemán -el Reichstag-. El gobierno de Hitler inmediatamente culpó a activistas subversivos y sin embargo Hermann Göring apareció en el lugar de los hechos con una lista de detenciones con los nombres y direcciones de todos los «enemigos del Estado», una lista que Hitler y sus secuaces habían estado confeccionando durante meses.
Hitler se encargó personalmente de arrestar a su principal víctima -Ernst Röhm- irrumpiendo, revólver en mano en la habitación de su hotel en Bad Wiessee. Röhm dirigía a los camisas pardas -el ejército privado de los nazis, con tres millones de hombres- y por tanto era uno de sus rivales más peligrosos dentro del partido. Poco después, Reinhard Heydrich -uno de los principales artífices de la Solución Final- y Hermann Göring se encargaron de iniciar la masacre en Berlín, mientras Hitler esperaba junto al teléfono, tachando nombres de la lista según eran asesinados.
Este es el relato de lo que ocurrió antes de aquella terrible noche y de la pavorosa estela que dejó tras de sí.