Quizás me conocéis por mis cuadros más famosos, los de los girasoles. Gracias a estas y otras pinturas, hoy soy uno de los artitstas más célebres del mundo. Pero mis inicios no fueron nada fáciles. Empecé a pintar tarde, puesto que de joven no tuve claro si me quería dedicar a dibujar o a hacer de predicador. Afortunadamente, al final me decidí por el arte. De mi pincel salieron las pinturas más coloristas y expresivas y, gracias a mis autorretratos, la gente me ha visto tal como yo me he querido dar a conocer, como un hombre atormentado.