Una gran novela de amor con el pintor naturalista Rugendas y Charles Darwin como protagonistas y rivales.
Ganadora del II Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa.
¿Es posible aceptar que, en materia de sentimientos, no existe una verdad absoluta?
El joven Charles Darwin y el pintor viajero Johann Moritz Rugendas se encuentran a mediados del siglo XIX en Chile. Distintos en todo pero enamorados de la misma mujer casada, el metódico naturalista y el impulsivo artista se enfrentan y luchan. Su combate los llevará a través de una naturaleza agreste hasta las alturas de los Andes y los precipitará a un abismo.
Muchos años después ese amor apasionado, la lucha que provocó y la singular amistad que surgió de ella serán relatados por la mujer brillante, ilustrada e indomable que marcó para siempre las vidas de esos hombres.
La nueva y ambiciosa novela de Carlos Franz entrelaza historia y ficción, razón y emoción, en una deslumbrante trama de pasión y aventuras protagonizada por personajes inolvidables.
«Una novela que integra personajes diversos que representan dos concepciones del mundo, dos épocas y dos continentes: la ciencia y el arte, la Ilustración y el Romanticismo y Europa y América Latina. Un personaje femenino de gran complejidad, significación y capacidad de articular estas dicotomías.»
Del acta del Jurado del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa
** Premio al libro del año por el Círculo de Críticos de Arte de Chile.
La opinión de la crítica...
«Carlos Franz tiene una voz poderosa, creativa, seductora y comprometida con la palabra.»
Carlos Fuentes
«Un punto alto en la trayectoria narrativa de Franz.»
El Mercurio
«Si te vieras con mis ojos es una novela muy bien lograda en la que si bien parece ser una mujer la que se lleva la atención inicialmente, los varones no se quedan atrás. Todo bajo una polémica y apasionada forma de sentir el amor.»
El Comercio
«En esta, su novela más ambiciosa, Franz demuestra que la imaginación, la investigación, la técnica y la precisión en el lenguaje pueden entremezclarse en dosis correctas para componer no tan solo un cuadro convincente y vivo del pasado, sino también una historia sentimental acrecentada con coloridos episodios de aventurismo decimonónico.»
La tercera