Para hacerse lector no basta con saber leer. Hay mucha gente que sabe leer, incluso muy bien, pero no son lectores. Saber leer es condición sine qua non para hacerse lector, pero una competencia lectora a prueba de un examen de PISA no es garantía absoluta de que dicha persona se haga lectora de por vida.
Para corroborar más si cabe la falta de consistencia de este conductismo, existe una significativa cantidad de profesores de lengua y de literatura que, en posesión de una excelente capacidad comprensiva lectora, tampoco, son lectores, prefiriendo otros artilugios para llenar el paso de las horas de sus vidas.
No es suficiente saber leer bien para hacerse lector con garantías. Hace falta un algo más. ¿El qué? Nadie lo sabe. Cada persona es un X-man en este aspecto. Sí sabemos con certeza que la lectura no cotiza en la Bolsa de los valores de la sociedad. Sí sabemos que los valores que exige la lectura ?el silencio, la lentitud, la soledad, la autonomía, la utilidad de lo inútil-, tampoco están en la agenda axiológica de la sociedad actual.
Así las cosas, hacerse lector, más que un asunto de saber leer bien, depende de ser de otro modo.