«Este es un libro que quema entre las manos. Provoca en igual medida la admiración y el escalofrío. Está escrito en 1938, a una cierta distancia ya de los hechos que cuenta, pero tiene el temblor de urgencia de una crónica dictada a toda velocidad en el momento mismo en que las cosas suceden […] Chaves Nogales está en todo, lo ve todo. Hasta descubrir este libro yo estaba seguro de que los mejores testimonios sobre la defensa de Madrid eran los de Arturo Barea y Max Aub. Chaves está a la altura de cualquiera de los dos. Y como en Barea y en Aub, el testimonio de Chaves es de una madurez política que a estas alturas, tantos años después, provoca tanta admiración y tanto escalofrío como su calidad literaria y humana». (Antonio Muñoz Molina)