En el centro de este libro está la figura de William Walker, personaje desmesurado, casi inverosímil, pero real. Un aventurero y filibustero nacido en Nashville, marcado por la muerte de su amada y fascinado por los poemas de Byron, que en el siglo XIX partió a la conquista de Sonora –y llegó a fundar una República de Sonora que acabó en fracaso– y después llegó a Nicaragua con un grupo de hombres armados y consiguió presidir el país durante un breve periodo para más tarde, con sólo treinta y seis años, enfrentarse a un pelotón de fusilamiento en Honduras.
Sobre este personaje «entre ridículo y sublime», al que el New York Tribune llamó en su día «el Don Quijote de América Latina», escribe el narrador de la novela desde un hotel de Managua. Y a través de sus evocaciones, pesquisas, recorridos y encuentros emergen conquistadores, libertadores, dictadores y revolucionarios, figuras como Gonzalo Fernández Oviedo, Bolívar, Francisco Morazán, Narciso López, Antonio de la Guardia, el Che y su sombra –el agente doble Che .50, una figura digna de una película de James Bond–, Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez...
He aquí una novela total, abierta, poliédrica, laberíntica, que se ramifica en mil historias y dibuja, a partir de la indagación en un personaje histórico disparatado, un collage de imágenes, un puzle de situaciones que dan como resultado una estimulante y panorámica mirada sobre la convulsa historia de América Latina, forjada sobre utopías y violencia. Pura vida es una narración envolvente, erudita y ágil con la que Patrick Deville inició un ambicioso ciclo novelístico que recrea la historia a partir de personajes reales arrastrados por la aventura y el ideal, y del que forman parte las también deslumbrantes Ecuatoria, Peste & Cólera y Viva.