La razones que mueven a la caza, según don Pero, son dos principalmente: sin ocupación digna, el ocio y la tristeza se apoderan del cuerpo y el alma de los reyes, príncipes y grandes señores, y por ende se producen dolencias, se comenten ciertos pecados y se cae en la desesperación, por lo que vienen grandes daños. Estas razones son similares -aunque con personalidad propia dentro de la misma idea- a las de la Partida II, Titulo V, Ley XX, Cómo el Rey debe ser mañoso en Cazar y parecen proceder de ella. (...)El libro de don Pero López de Ayala es el más completo hasta su tiempo y se había escrito sobre el tema.