(...) todos los rasgos descubren la originalidad de El Alcalde de Zalamea de Calderón y nos permiten considerarla como una obra nueva, lejos de las características de las tan habituales refundiciones en nuestro teatro del Siglo de Oro, que quedan para los dramaturgos de medio pelo, atentos -exclusivamente- a mantenerse fieles a modos de hacer de escuela, repitiendo mecánicamente unos procedimientos de éxito garantizado desde que Lope creó las bases de la nueva dramaturgia.Maestría de Calderón a la hora de dotar a sus obras de una estructura coherente y unitaria, extraordinariamente artificial y rígida y resultado de una voluntad artística.Los temas fundamentales de El Alcalde de Zalamea, en orden creciente de importancia son amor, justicia y honor. Pero dicho esto así no nos da idea de la riqueza, complejidad y profundidad conceptual de esta obra que -no perteneciendo a las calificadas de filosóficas- posee también el inconfundible sello de la meditación calderoniana.