Peter Carey encierra a sus entrañables personajes de esta novela en un círculo de sombras, en una incertidumbre de promesas que lleva al máximo la fascinación del lector.
¿Qué extraña maldición pesa sobre los Catchprice de Nueva Gales del Sur, tan incestuosos y tan tiernos, tan frágiles y tan brutales?
¿Qué empuja a la abuela Catchprice?
¿Por qué intenta recuperar el paraíso a base de vieja dinamita?
¿Por qué hace que su nieto Benny lleve tatuada en la espalda su mísera condición de ángel caído?
Paul Auster dijo:
«Peter Carey cuenta entre los más grandes escritores de la lengua inglesa. La inspectora de tributos es su libro más osado y más perfecto. Lo agarra a uno por el cuello y no lo suelta hasta el último párrafo.»