El autor recorre en La travesía del Pacífico (primera entrega de su viaje), las islas Fidji, Nueva Zelanda y Australia, y con su visión humorística describe con sencillez y melancolía, pero también con ironía punzante los hábitos y costumbres de los nativos y colonizadores del siglo XIX en las por aquel entonces colonias o áreas de influencia inglesa.
En India (segunda entrega de su viaje), el autor recorre Ceilán y todo el subcontinente indio colonial, incluyendo las áreas que con el tiempo devendrán las futuras naciones de Pakistán y Afganistán.
En el tercer volumen de Viaje alrededor del mundo, siguiendo el Ecuador, Twain llega a Suráfrica tras haber recorrido las islas del pacífico, visitado Nueva Zelanda, Australia e India. Sus descripciones de un territorio donde se enfrentan ingleses, Boers y zulúes, y de sus costumbres, están llenas de ironía. Sigue añorando un mundo primitivo que está dejando de serlo por causa de sus colonizadores, los ingleses, y aunque le sería fácil identificarse con los Boers, tampoco éstos escapan a su visión humorística y sarcástica pues encarnan un sentido rígido de la vida, lo que para un hedonista como Mark Twain no puede por menos que sorprenderle, ya que le recuerdan a los colonizadores de su país, Estados Unidos.