Enrique Gil no calificó su obra novela histórica sino más sencillamente, novela original. Este hecho, prueba que no es una novela histórica a lo Walter Scott, destinada a recrear un ambiente histórico en el cual la acción novelística no sería más que un pretexto. Al contrario, la trama sentimental tiene una importancia mayor que la histórica. Tenemos que entender este punto antes de abrir el libro. (...)No queremos decir que esta novela sea una novela contemporánea disfrazada. Esto no sería enteramente verdadero, ya que los acontecimientos históricos son reales. Sin embargo, los personajes no son medievales: son contemporáneos de Gil, especialmente don Álvaro y doña Beatriz, y el autor no hace el menor esfuerzo para conferirles un matiz histórico.