No es verdad que la moral, en el mundo moderno, se haya aflojado. Muy por el contrario, se ha vuelto cada vez más tiránica. Esta es la tesis y la respuesta que Alberoni expone ante el discurso de la permisividad, de la moral liberada, del bien y del mal, superados y mitificados. Nunca antes habíamos sido tan severos contra nuestra agresividad, tan intransigentes cuándo se trata de condenar toda forma de desigualdad o de privilegio. Para Alberoni, la sociedad moderna solamente ha eliminado ciertos vínculos -los sexuales, por ejemplo- para sustituirlos por otros aún más vinculantes.
La diferencia más importante entre el mundo moderno y el tradicional es, sin embargo, otra: hoy en día, individuo y colectividad se ven impelidos a buscar constantemente cosas nuevas, un deseo errático para el cual no existen metas ni fines últimos, que sólo se hacen evidentes ante la inminencia de una catástrofe, una crisis. En un contexto semejante, ¿cómo trazar, cómo concebir valores morales?