De los grandes descubrimientos geográficos
de la humanidad -cabría decir, para hablar con propiedad, de los
pueblos europeos-, el conocimiento de la ubicación exacta de las
fuentes de donde mana el misterioso Nilo, uno de los ríos más
largos y caudalosos de la Tierra, ha excitado desde muy antiguo la curiosidad
e imaginación de hombres de ciencia, viajeros y geógrafos.
Pero fue necesario esperar al siglo XIX para tener un conocimiento fiel
y preciso del origen del Nilo. En 1857, dos temerarios aventureros, militares
geógrafos británicos, el capitán Richard Francis
Burton y su asistente, el capitán Speke, obtuvieron licencia
y recursos económicos de la omnipotente Real Sociedad Geográfica
de Londres para emprender su acariciada aventura. La presente obra
es un extracto de los numerosos diarios del capitán Burton
sobre aquel viaje, y en ella nos describe, desde el punto de vista siempre
sorprendido y curioso del viajero, las peripecias, las dificultades (fiebres,
ataques indígenas, desiertos inagotables...), los delirantes paisajes
de las selvas vírgenes, así como los ritos y costumbres de
los pueblos africanos que iban encontrando en el largo y tortuoso itinerario
de aquel viaje fabuloso en busca de las fuentes del Nilo.