Rudyard Kipling escribe coplas, versos que riman y repiten ritmos hasta sonar como canciones sus historias. Él ha sido, en cada ciudad o paisaje que describe, el extranjero distante, distinto, y desde su diferencia construye sus poemas. Nació, en 1865, inglés en la capital de la India; será, más tarde, estudiante que llega de las colonias en Devonshire (Inglaterra), hasta regresar en 1882 a su India natal. Verá Vermont (USA) y Sudáfrica antes de comprar casa en Sussex (Inglaterra), donde definitivamente se instala hasta su muerte, en 1936. Esta antología va precedida de un prólogo de T. S. Eliot, lúcido y sugestivo, un estudio en el que se desvela la fugura, por lo general ignorada, del Kipling que escribe versos, inseparable del novelista. Kipling es el poeta de la Revolución Industrial, del moderno orden occidental, en el que se interna tomando como metáfora su contrario: la jungla, el orden de la naturaleza y de las pasiones. Ha fabricado versos en los que -involuntariamente en apariencia- puede leerse poesía.