Este estudio ofrece a profesores, estudiantes, orientadores pedagógicos y profesionales del teatro una reflexión sobre distintos planos del fenómeno teatral en relación con el niño y una síntesis de sus principales valores educativos. Su interés en el contexto de la aplicación de la LOGSE los próximos años reside en la afirmación del espontáneo juego de roles, primera forma de teatralidad, como valioso medio en el aprendizaje significativo y en su documentado análisis de la dramatización, ahora reconocida como materia curricular en la formación de los niños. Es también una llamada al reconocimiento efectivo del poder creativo del juego, a la necesidad de crear nuevas actitudes y aptitudes para aspirar al pleno desarrollo de la persona y la adquisición de valores humanos imprescindibles y al intento de que el niño sea cada vez más protagonista de su propia historia. La dramatización y el teatro como instrumentos placenteros en la necesaria renovación de la escuela.