Estas páginas intentan ayudar en el análisis de los principales indicadores con los que identificar el malestar difuso que alimenta la crisis actual de la función docente. La primera vía para acabar con el malestar es definirlo. Saber en qué consiste y evitar la vaguedad de ese sentimiento indeterminado.
El cambio acelerado del contexto social plantea continuamente nuevas exigencias a la educación. Los profesores se encuentran, por tanto, ante el desconcierto y las dificultades de unas demandas cambiantes, y ante la continua crítica social por no llegar a atender esas nuevas exigencias. Para evitar ese sentimiento difuso de malestar, el profesor necesita volver a pensar el papel que representa; y por su parte, la sociedad debe incrementar la formación y el apoyo que otorga a sus profesores, antes de convertir a la educación en una profesión imposible.