Las figuras de este curioso álbum de familia que, al principio, parecen destinadas a permanecer fijas y eternamente intactas, van poco a poco, bajo la pluma sutil de Anita Brookner, ampliándose y acercándose a nosotros hasta revelarnos por qué han ido alterándose inevitablemente. Adivinamos lentamente, por ejemplo, que Sofka, la madre, siente preferencia por dos de sus cuatro hijos : Frederick por ser un hombre de éxito fácil y Betty porque se las sabe todas para atraer a los hombres. La madre no admira a Alfred, sometido en cambio a ella ciegamente, ni a Mimi, pasiva y perdedora. Hasta aquí, nada extraño. No obstante, a medida que vamos siendo presa de esta filigrana de afectos desencontrados, percibimos la minuciosa y algo perversa trama de alianzas que ha ido envolviendo a familia y amigos atrapados en los hilos narrativos de esta espléndida novela. ¡Y es que estas cosas ocurren hasta en las mejores familias !