Para Ivan, Sophie, Tania y Nicholas la abuelita es una anciana un poco chiflada ;a veces exigente, a veces insoportable y normalmente fastidiosa; pero al mismo tiempo forma parte de sus vidas, como la vieja casa en la que viven, su estrepitosa lavadora o los deberes del colegio. ¿Cómo es posible que Natasha, su excéntrica madre rusa, y Henry, su padre, pretendan llevarla a una residencia de ancianos? La idea de que la abuelita pueda irse de casa los deja tan atónitos que idean una táctica para presionar a sus padres y conseguir que cambien de opinión.