A finales del siglo xi comienzan a surgir en España las ciudades como fenómeno nuevo, que determina una organización social y laboral diferente en comparación con la estructura anterior predominantemente rural. Este estudio ofrece una clara explicación del origen de las ciudades, que en parte aprovechan antiguas estructuras romanas o árabes, en parte se fundan en torno a sedes episcopales o, como en el caso de Santiago de Compostela, lugares de peregrinación.
Tomando como base textos medievales y resultados de investigaciones originales propios, las autoras muestran detalladamente cómo se estructuraban las ciudades, sus centros y periferias, la relación entre la nobleza, el clero, las clases medias y bajas, dentro de un marco urbanístico y arquitectónico cada vez más específico de nuevas necesidades de carácter público y privado.
En un estudio específico de la vida urbana se muestra cómo se actuaba en casos de catástrofes (como una inundación en Sevilla), cómo se desarrollaba una reunión en el ayuntamiento de Madrid o un día en la Universidad de Salamanca y cómo se celebraban acontecimientos como bodas y honras fúnebres.