Gerald y su mujer invitan a sus amigos a una party, que empieza de forma convencional —o así lo parece—, pero que muy pronto se transforma en una noche que nadie olvidará.
De repente se descubre el cadáver de una mujer. Gritos, lágrimas, teléfono, policía. Empieza la investigación. O mejor: la fiesta. Los invitados llegan y desaparecen, se equivocan de puerta o de pareja; los policías, enloquecidos, apalean a los testigos; aparecen más cadáveres, el protagonista intenta desesperadamente aislarse en un rincón tranquilo con una joven. Mascaradas, circo, delirios lúbricos, ritos orgiásticos, carnaval funerario: una fiesta salvaje y descontrolada donde realidad y alucinaciones se funden en una helada parodia de la vida.