En pleno verano, un hombre y una mujer coinciden en el cementerio de un pueblo de la Costa Brava e inmediatamente se reconocen como dos seres diferentes, desengañados y llenos de rencor hacia el mundo. Él ha ido para visitar la tumba de su esposa, muerta un año atrás en accidente de automóvil mientras viajaba con su amante. Ella, que vive de acompañar a turistas adinerados y quizá por ello siente un profundo rencor hacia los hombres, ha sido sorprendida recorriendo un lugar que se halla fuera de la que durante unos días va a ser su ruta laboral, también su ruta carnal. Él experimenta también un sentimiento de rencor hacia las mujeres, aunque a partir de ese momento va a vivir obsesionado por los últimos días y los últimos actos de la esposa muerta, y por el creciente deseo que siente por esa mujer que dice ser de una manera y se comporta de otra. "Los teatros imaginarios" es una novela cruel pero de extrema y rara sensibilidad, de atmósfera sombría, en la que importan tanto los caracteres de los dos personajes centrales como el entorno de grosera carnalidad en que se mueven. Es esta una novela perversa, también profundamente romántica, en el auténtico sentido de este término: Hölderlin acecha desde la penumbra de una ficción en la que día y noche, luz y sombra, constituyen diferentes espacios éticos y vitales, con una atmósfera en la que conviven el principio y el fin, el sexo y la muerte.