En este libro se aborda el estudio de la política fiscal en Castilla entre 1665 y 1700. Por sus páginas desfilan los sucesivos intentos de la Corona en orden a establecer los medios necesarios para que el Reino supere la depresión económica que venía padeciendo desde comienzos del siglo XVII, aunque ello repercuta negativamente en los ingresos de la Monarquía y, por tanto, en sus compromisos internacionales. A través de una minuciosa búsqueda en los archivos estatales, particularmente en el Archivo General de Simancas y en el Archivo Histórico Nacional, el autor analiza tanto las reformas diseñadas y ejecutadas en torno a la organización y administración de las rentas ordinarias de la Corona, como la reducción en los valores de los impuestos que afectaban a la producción y el consumo, los recursos fiscales extraordinarios implantados con la finalidad de mantener los ingresos de la Real Hacienda tras la aplicación de dichos recortes impositivos y las disposiciones establecidas para combatir el fraude fiscal. Una política fiscal que persigue en última instancia el resurgir económico de los vasallos y que lentamente se va afianzando en Castilla, a pesar de los obstáculos que oponen los grupos dirigentes de las ciudades y villas del Reino, a pesar incluso de las camarillas palaciegas que se suceden en la Corte y de los conflictos bélicos que la Monarquía debe hacer frente por las aspiraciones hegemónicas de Francia.