Eduardo se ha convertido en un muchacho solitario y desconfiado, para quien el mundo sólo ofrece motivos para el pesimismo y la desesperanza. Sin embargo, en su deambular por distintos lugares, conoce a dos personas, Miguel y Ana, que le permitirán conocer la amistad y el amor. Su relación con ellos le ayudará a superar sus miedos y rencores.