El 26 de julio de 1953, un joven abogado asaltó con un grupo de rebeldes el Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba. El ataque fracasó y el dirigente fue detenido. El nombre de Fidel Castro comenzaba a entrar en la Historia. Él mismo preparó su defensa. Lo que iba a ser un castigo ejemplar para los insurgentes se convirtió en un nuevo asalto a la dictadura de Batista y en el preludio de la Revolución Cubana. Con un discurso minucioso, Fidel trazó un programa democrático y de liberación nacional, sin exponer todavía sus intenciones profundas, que se concretaron más adelante en la primera revolución socialista de América.