El enorme éxito que obtuvo El primer hombre (Andanzas 228), de Albert Camus, publicado en Francia nada menos que treinta y cuatro años después de la muerte de su autor, ha sido la prueba innegable de que, en opinión de los lectores, éste sigue ocupando un lugar predominante en el Olimpo de las letras.
Mucho se ha escrito sobre Camus, pero el prestigioso periodista y escritor francés Olivier Todd, que para esta ocasión se ha convertido en historiador e investigador y que se tomó cuatro largos años revisando in situ toda clase de archivos jamás consultados —desde Argelia hasta Moscú pasando por la correspondencia hasta ahora bajo secreto—, nos demuestra que aún había mucho que conocer del gran filósofo, novelista y dramaturgo, Premio Nobel de Literatura en 1957, ese «hombre de la vida», ese «clásico todavía hoy peligroso», como lo define el propio Todd.
En busca de Albert Camus, el autor, sin limar ni engrosar las cualidades o los defectos del hombre y del escritor, muestra cómo éste intentó, siempre conflictivamente, armonizar su vida, su obra y su moral. Su personalidad aparece aquí en toda su complejidad: era a la vez seductor y arisco, sincero y teatral, lleno de dudas y arrogante; quería ser querido, y lo consiguió a veces, pero también se atrajo enemigos feroces; intentó ser comprendido y no siempre lo consiguió; habló demasiado de la felicidad para ser él mismo feliz y sereno. De su vida privada, de sus compromisos políticos, de su relación con amigos y múltiples amantes y de sus opciones artísticas, surge un Camus inesperado, con frecuencia desconocido. Sigue siendo inclasificable: al tiempo solitario y solidario, primero comunista luego anticomunista, amigo y después enemigo de Sartre. No quería ser ni víctima ni verdugo. Hombre desgarrado entre extremos, vivió las amargas victorias y los fecundos fracasos de la justicia y la violencia.