Juan Marés, un soñador que se ha hecho a sí mismo, se ve engañado y abandonado por su mujer, perteneciente a la alta burguesía catalana, y de la cual está locamente enamorado. Este abandono lo hunde en la desesperación y la indigencia, y lo convierte en un solitario y un marginado, un astroso músico callejero que deambula por los barrios bajos de Barcelona y que, acuciado por una ensoñación enfermiza y obsesiva, concibe una delirante estratagema: hacerse pasar por otro hombre, un charnego pintoresco y fulero llamado Faneca, y reconquistar con esa personalidad usurpada a su ex mujer. Todo empieza como una broma, un juego de máscaras, un guiño frente al espejo. Pero la falacia adquiere una dinámica imprevista, y a partir de cierto momento el personaje ficticio empieza a comerle terreno al personaje real, la máscara devora a Marés y se hace dueña de su voluntad, de su memoria y de su lengua.
Dentro de este esquema argumental, construido con duplicidades diversas, espejos deformantes y sueños falaces que se caen, la novela ofrece una mirada irónica y desencantada sobre la dualidad cultural y lingüística de Barcelona. El amante bilingüe es la historia de una singular esquizofrenia, pero es también, y sobre todo, la historia de una nostalgia: la nostalgia de ser otro, de exhibir otra máscara, de burlar al espejo.