Ce`Nedra, la princesa imperial de Tolnedra, estaba desconcertada; todo el mundo sabía que las historias sobre el Orbe, que protegía a los reinos del Oeste del diabólico dios Torak, no eran más que leyendas, pero allí estaba ella, participando en una peligrosa misión para recuperar el Orbe robado. En segundo lugar, también la desconcertaba la atracción que sentía por Garion, aquel muchacho que no era más que un humilde granjero, indigno de una princesa. Sin embargo, ¿por qué sentía aquella imperiosa necesidad de educarlo, de acariciar su cabello enmarañado y de consolarlo?