Alex es un tímido, guapo y tranquilo funcionario que ha sido abandonado por Justin, su amante de los dos últimos años. Justin, algo más joven que Alex y mucho menos tranquilo, se ha ido a vivir con su nuevo amor, Robin, un atractivo, atlético, refinado y carismático arquitecto cuarentón a quien conoció en una de sus tumultuosas incursiones a los lavabos públicos. El comienzo de la relación entre Robin y Justin fue puro sexo anónimo, pero lo que empezó en un urinario ha acabado en una casita en la idílica campiña de Dorset y en una relación casi o sin casi conyugal. Pero a Justin rubio, seductor poco menos que profesional y aspirante a actor le encanta tener a todos sus hombres, pasados, presentes y futuros, bajo un mismo techo, e invita a Alex a pasar unos días en su nuevo paraíso. Y allí el tímido, refinado y encantador funcionario conoce a Danny, el jovencísimo hijo de Robin, fruto de un lejano pasado bisexual. Danny, gay como su padre, es un audaz explorador de la vida nocturna londinense, experto en discotecas y éxtasis diversos, y hará que la tranquila vida de Alex deje de moverse al compás de Haydn y comience a sacudirse al ritmo de la más estrepitosa música house.