En un pueblo portugués –Vilarinho das Furnas- durante los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil española, en una época en la que coexisten curas y brujas, se aplica la justicia popular a los cónyuges infieles, y se hace de la confesión un interrogatorio obsceno, la presencia en el pueblo de un comunista alemán, Link, acusado de incendiar iglesias en España y de matar a curas y monjas, y sobre quien pesa la sospecha de cortejar a las mujeres de esa tierra (que son sólo propiedad de los “vilariños”), subvierte el “orden natural de las cosas”. Orden que hace funcionar su lógica en una tierra dominada por el clero ultramontano y por leyes naturales que proceden de la noche de los tiempos. Link encontrará allí su sepultura. La gran fuerza de esta historia reside en la tensión dialéctica entre los contrarios presentes en la novela, el comunista alemán y el caciquismo beato, y que toma cuerpo en la pregunta de la cita introductoria de Orwell, interrogante subyace en toda la lectura: “¿Deberá el hombre común ser otra vez empujado al fango o no?”.