A mediados del siglo XIX, un joven inglés llamado Gideon Barr funda un raj en la costa de la inhóspita Borneo, llamada por los nativos Ka-limantan-an. El dominio crece, a expensas de muchas vidas humanas, hasta alcanzar la extensión de Inglaterra. Ese microcosmos, parapetado en pulcros jardines, clubes de ocio, conciertos e iglesias –una versión de la sociedad victoriana en las colonias-, colisiona brutalmente con una de las culturas más violentas del planeta: la de los dayak nativos, célebres “cortadores de cabezas”. En medio de ese mundo al que llegan frágiles damas, delincuentes y santos, surgen, en contacto con las nuevas civilizaciones (dayak, malaya y china), episodios de ternura y crueldad insospechadas. Kalimantaan narra no sólo la historia de este raj, de Gideon Barr y de su delicada esposa Amelia, sino la de un tenaz amor que crece en la adversidad, entre muestras de la más ilimitada perversión humana.