Cuando Don Quijote vino a Barcelona encontró a una ciudad que era "...archivo de cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades...". Esta imagen de Cervantes queda lejos de los tópicos sobre Barcelona, una ciudad que cautiva a muchos y decepciona a pocos.