Muchas cosas han pasado desde que Mary Ann Singleton, una secretaria de Cleveland con una vida tan rectilínea que parecía trazada con escuadra, llegó a la ciudad. No se puede decir que aquello fuera un «llegó, vio y venció», pero después de alquilar uno de los apartamentos de la excéntrica y encantadora señora Madrigal, la joven descubrió las virtudes de la amistad, de la marihuana, y de vivir en una ciudad sin tabúes. Claro que a pesar de tantas gozosas peripecias, el príncipe soñado, el único, el definitivo, aún no ha aparecido en su vida, y tras un breve seminoviazgo con un detective privado que resultó ser un pornógrafo infantil, Mary Ann ha decidido gastarse los cinco mil dólares que le legó su difunto jefe, el inefable señor Halcyon, en un crucero a México. La acompañará Mouse, su amigo del alma. El romántico Mouse, tras incansables búsquedas, sí había encontrado a su príncipe, un guapísimo ginecólogo de la alta sociedad, pero lo perdió por participar en un desaforado concurso en calzoncillos en una discoteca gay... Entretanto, Mona Ramsey, la chica para quien la cocaína era casi tan cotidiana como la Coca-cola, sigue buscándose a sí misma, y ha emprendido un viaje que acabará en un burdel de Nevada; Brian, el ardiente seductor y conquistador incansable, se ha enamorado de una desconocida a la que espía cada noche con sus prismáticos, y Anna Madrigal, la inefable casera que trata a sus inquilinos como a sus hijos y cuando sufren les consuela con porros recién liados, tendrá que revelar muy pronto su increíble secreto... He aquí una nueva entrega de la divertida, torrencial, conmovedora y adictiva saga de San Francisco, esa comedia tan divinamente humana en la que finalmente todos encuentran lo que buscan, o al menos lo que se merecen.