A lo largo de toda su obra, Luis Mateo Díez ha ido inventando y construyendo un territorio mítico, una provincia imaginaria universal, que arranca de la memoria y del espacio de su infancia y juventud en los
primeros títulos y desemboca en el espacio imaginario de Celama en los últimos. La fuente de la edad se publicó en octubre de 1986 y obtuvo al año siguiente el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Literatura.
Novela de profundas raíces tradicionales y populares, es una fábula jocosa, grotesca y simbólica, que con el pretexto de la búsqueda de una fabulosa fuente que proporciona la eterna juventud, versa sobre la existencia humana, sometida por una parte a la realidad de la materia más vulgar
y por otra espoleada hacia los espejismos de la liberación.