Ernst Bloch (1885-1977) es una de las figuras fundamentales del pensamiento europeo del siglo xx. Sus dos grandes obras, Espíritu de la utopía (1918, 1923) y Principio esperanza (1954-1955), se han convertido en dos obras clásicas de la filosofía actual en las que se analizan la conciencia utópica y el impulso utópico, siempre en el ámbito de lo inmanente. «¿Qué hay en nosotros que nos pone en marcha?», se pregunta Bloch, «estamos inquietos, somos cálidos y rudos. Lo vivo está inquieto». Esta inquietud es patente en Thomas Müntzer, teólogo de la revolución (1921), un libro que puede considerarse de juventud, pero en el que está presente ya no sólo la teoría blochiana, también ese ritmo de su escritura que, como los propios discursos del rebelde Müntzer, nos arrastran con violencia y lucidez. No se piense sin embargo que estamos ante un libro académico o una simple reconstrucción del pasado. Como dice su autor, «tampoco en este caso ha de dirigirse nuestra mirada en modo alguno al pasado; (...) los muertos regresan, y su hacer aspira a cobrar nueva vida con nosotros». El libro sobre Müntzer es testimonio contra toda fórmula de autoridad que prescinda del ser humano.