Gilead se puso en pie, vacilante. La deslucida espada cayó de su mano y repicó sobre el suelo. -¿Te atreves a hablarme de eso? –siseó-. ¡Galeth era mi hermano, mi gemelo! ¡Éramos un alma en dos cuerpos! ¿Lo recuerdas? -Lo recuerdo, señor –respondió Fithvael, al mismo tiempo que inclinaba la cabeza-. Eso decían de ambos... -¡Y cuando murió, yo quedé partido en dos! ¡La muerte entró en mi alma! ¡Diez años! ¡Durante diez años perseguí al asesino! ¡Busqué venganza! ¡Y cuando la obtuve, ni siquiera ese placer mitigó el dolor de mi corazón! La venganza de Gilead narra la saga de Gilead Lothain, el alto elfo.