Son muchos los que piensan que al niño, en la escuela o en el colegio, se le debe enseñar ante todo "lo básico", se le debe decir lo que es bueno y lo que es malo, y se le debe acostumbrar a obedecer y a dejarse guiar. Asimismo, existen amplios grupos de ideología conservadora que insisten en que los estudiantes no deben leer determinados libros, en que no hay que exponerlos a los problemas sociales y en que sólo hay que enseñarles un conjunto de valores (seleccionados, claro está, por esos mismos sectores ideológicos). El presente libro, así las cosas, se atreve a levantar la voz contra esa corriente pedagógica que propugna que el niño va a la escuela para que se le enseñe y no para debatir problemas ni para elegir opciones, y lo hace, sobre todo, para mostrar las deficiencias de ese sistema tradicional, rígido y burocrático, que no satisface las necesidades reales de nuestra sociedad. Una tercera edición, revisada y ampliada por el doctor Jerome Freiberg a partir del original de Rogers, que no sólo sigue propugnando que la mejor manera de ayudar a la juventud consiste en ayudarla a aprender, sino que subraya, en fin, que esa ayuda debe basarse en enseñarla a aprender -precisamente- cómo aprender.