Las viejas disciplinas pedagógicas, y de forma extraña y especial la enseñanza de la ortografía, solían encarnarse en un estudio monótono, de continuo esfuerzo memorístico que, amén de desalentar al alumno, ni le corregían ni le educaban. A aquella forma expositiva y fría de la enseñanza de la materia sigue ahora un modo mucho más razonable y ameno del aprendizaje de esta disciplina. Este manual se basa en el punto de vista actual que tiende a que la Ortografía sea exigida por el propio lenguaje, como un complemento inseparable del buen hablar y escribir.