Dos muertes sin resolver, las de Ana Luarca y Xavier Umbrosa; dos viajes, a Tijuana en busca de Steve McQueen, y a Tánger, en buscade Paul Bowles; dos mujeres, Eva Girón y Tulia Santomé; dos disfraces, de Jackson Pollock, pintor al que imitó una temporada para enamorar a Eva Girón, y de narrador de esta novela; pero sólo una ciudad, Madrid. Todo ello, junto a otros muchos personajes con nombre real Úrculo, José Luis Garci o ficticio, conforma el paisanaje y el paisaje que rodea a Leo Mistral, presunto director de cine, en Madrid, Distrito Federal, una hermosa y enigmática novela que es, además de como afirma su autor, una reflexión «sobre la suplantación, la superchería y la usurpación», un homenaje a la ciudad que Armas Marcelo más ama en el mundo. «Una novela de aliento poderoso que parece estar escrita en el estilo de trabajo de Hemingway: con lápiz, de pie, y apoyándose en un atril.»
Martín Prieto, El Mundo