Tras cuatro años en París, donde su padre había ejercido el puesto de Embajador, la joven Der Ling regresa a China en enero de 1903. Gobernaba entonces el país desde su residencia del Palacio de Verano la Emperatriz Viuda, Tzu Hsi, que picada por la curiosidad quiso conocer enseguida a las mujeres de la familia educadas a la europea. Así, a las pocas semanas de su llegada a Pekín, la princesa Der Ling, junto con su madre y su hermana, visita a la Emperatriz Viuda, que se queda encantada con la agudeza y la cultura de la joven. Desde entonces y durante dos años, Der Ling se quedará a vivir junto a Tzu Hsi, ejerciendo las labores de primera camarera de Su Majestad. En este libro, Der Ling narra para occidente de primera mano el estilo de vida de un mundo secreto que tendría los días contados.