La literatura hegemónica sobre la Constitución de 1978 suele
referirse a un texto constitucional aprobado tras un proceso modélico de
transición de la dictadura a la democracia y que recoge las modernas tendencias
del constitucionalismo europeo. Una Constitución exitosa, por tanto, que ha
dado pie a la época de mayor desarrollo social y económico de la historia de
España. Frente a este relato, existe otra lectura no tan entusiasta,
ciertamente crítica, que pone de relieve tanto las limitaciones con las que
nació la Constitución en términos democráticos y de garantía de derechos como
su posterior desarrollo conservador, cuando no con claros tintes autoritarios.
Abordar de forma rigurosa y divulgativa esa visión crítica, tantas veces
excluida del debate público, es el objetivo de este libro. En lo que tuvo de fruto y consecuencia de la presión ejercida por
las clases populares y por la oposición a la dictadura, la Constitución de 1978
contuvo ciertos aspectos de apertura sumamente importantes y encerró una dimensión
promisoria que le hizo granjearse un importante respaldo social. Sin embargo,
arrancó asimismo con numerosos lastres y obstáculos que impiden desarrollos
progresivos. La sensación es que, tras cuarenta años de vigencia, esos aspectos
más gravosos se han consolidado, mientras que los que significaron apertura se
han cancelado o han mutado a peor. De ahí la necesidad de cambios.