Hace muchísimos años que el aullar del lobo no se escucha en los bosques y prados de Aralar, así que las ovejas campan a sus anchas, como lo han hecho desde hace cientos de años, acompañadas por el tintineo melódico de las esquilas. Hayas, robles y encinas conforman los bosques, mientras que la roca caliza se eleva hacia el cielo dando cuerpo a las cimas de la sierra de Aralar: Txindoki, Ganboa, Balerdi, Ttutturre, Puttarri, Intxako Dorrea... Mirando sus perfi les agudos y dolorosos no es de extrañar que la diosa Mari eligiese estos lares para vivir.
Este libro nos guía por este vasto territorio y recoge 23 propuestas para conocer mejor sus rincones secretos.