Nicos Casandsakis sigue siendo el escritor griego moderno traducido a mayor número de lenguas. Nunca perdió su impronta cretense, y su amor y admiración por Creta es una constante en todas sus obras. Su sentido épico y heroico, el lirismo de sus construcciones costumbristas, la descripción de caracteres, el relato psicológico, su actitud crítica y controvertida, su mirada filosófica y su misticismo, lo sitúan entre los autores fundamentales del siglo XX.
«El Capitán Mijalis» levantó desde su publicación en 1950 opiniones contrapuestas y enfrentadas. De un lado, quienes proclamaron su admiración calificándolo de libro «patriótico». De otro, quienes clamaron escandalizados y tacharon al autor de ateo, antipatriota, amoral, belicista, traidor y comunista. El personaje central, trasunto idealizado del padre del autor, es un héroe popular, ligado a la tierra y capaz de morir por la gloria. Es la encarnación de la lucha y la angustia del hombre y sus ansias de libertad. Aunque el tema central de la novela sea la lucha de Creta por su liberación, no es tanto el relato épico lo que importa, sino la lucha del hombre contra lo trascendente, contra lo divino, reflejo de la expresión de la más absoluta soledad y del profundo pesimismo existencialista que caracterizan la obra de Casandsakis.