Uno de los retos más importantes que plantea nuestra sociedad es el de que la educación y el sistema educativo sean profundamente democráticos en todos sus ámbitos, siendo ésta la única forma de garantizar el derecho de toda la ciudadanía a una educación básica y común de calidad que contribuya a la cohesión social. Por ello, es imprescindible que la escuela pública se convierta en un espacio de participación y de gestión de toda la comunidad educativa en un marco de concierto global con otras políticas sociales y educativas más amplias. Desde esta perspectiva, la escuela y el sistema educativo han de generar estructuras e impulsar actividades que permitan la colaboración entre el profesorado y las familias y sus organizaciones y que aseguren la incidencia real de éstas en el gobierno y la gestión educativa. Del mismo modo, la relación entre entorno y escuela hay que conectarla con la democracia educativa y con la mejora de la calidad de los servicios públicos para dar respuestas adecuadas a las necesidades de niños y jóvenes. Por estas razones, la escuela se ha de considerar una esfera pública en tanto que favorece la construcción de la conciencia crítica y ofrece igualdad de oportunidades a todas las personas. De esta forma, se facilita el aprendizaje a través de un currículum democrático que contemple las diversas realidades culturales y sociales presentes en la sociedad y las distintas necesidades educativas de todo el alumnado. Este libro nos ofrece reflexiones y nos sugiere estrategias de intervención para avanzar y consolidar un sistema educativo democrático.