Las andanzas de Kapuscinski, reportero del semanario Polityka por la Polonia profunda, fructificarían en 1962 con la publicación de su primer libro, La jungla polaca, escrito entre las décadas cincuenta y sesenta del siglo XX, entre viaje y viaje africano. El ambiente literario era favorable a los reportajes, que se habían convertido en asignatura obligatoria para las plumas más destacadas del país. En medio de la profusión de la que en Polonia se llamó «literatura de los hechos», el delgado volumen de un debutante, apenas treintañero, suscitó el interés del público y de la crítica, que destacó la manera novedosa de concebir el reportaje, convertido en literatura con mayúsculas. «Kapus¿cin¿ski encuentra a sus héroes entre los habitantes de aldeas de mala muerte, entre personas de profesiones poco corrientes y aquellas cuyas vidas –también poco corrientes– están marcadas por la complejidad de la época en la que les ha tocado vivir» (Zycie literackie).